domingo, 8 de marzo de 2009

Tengo ganas

Tengo ganas de ir al campo, a una casa que esté a kilómetros de la civilización, que cuando se gaste la pila de una linterna, alguien diga: uh.. va a haber que ir al pueblo a comprar eso y azúcar mañana. Quiero ver las estrellas de noche y encontrarme con un cielo negro iluminado y gigante, y darme cuenta de que estoy en un planeta, que pertenece una galaxia, en la cual hay muchos mundos, y que también hay más galaxias, y que no se sabe cuanto más hay. Quiero estar ahí parado en el medio de la nada y pensar eso, no pensarlo acá en mi casa, estar ahí para pensar eso y sentir el frío de la madrugada y que me recorra el cuerpo cuando respire profundo. Quiero darme cuenta que estoy vivo en un mundo que se ve con mis ojos. Quiero extrañar a las personas que amo desde ahí, pensar en por qué dejé de ver a ciertas personas y planear ver a otras y conocer otras más, ponerme feliz de saber que voy a conocer gente nueva y vivir nuevas relaciones y experiencias. Quiero disfrutar esa noche en soledad con el mundo pero sin embargo sentir ese deseo de que los demás sientan lo que yo, como esas veces que te pasa algo genial, que te euforiza y querés compartir con el resto lo que está adentro tuyo.
Quiero ser extrañado. Y ser extraño en un lugar nuevo y reinventarme. Quiero darme cuenta de que sea lo que sea, pase lo que pase, sólo es la vida, y así es. Y recobrar el mando, el timón, sentir que yo la manejo y no ella a mí. Que en el tiempo en que estoy vivo hago lo que quiero con mi cuerpo, con mi mente, conmigo. En un lugar aislado y en la noche, bien tarde, se puede sentir eso, mirarse sólo existiendo, que sólo estar se diferencie de estar solo. Tengo ganas de eso.